27 de febrero de 2010

Recursos literarios (X). El símil o la comparación.


Sabiendo ya que las figuras literarias (también llamadas recursos estilísticos o literarios) son procedimientos lingüísticos en los que el autor juega con la forma, el orden o el significado de las palabras con el fin de embellecer sus textos y darles mayor expresividad, pasemos al estudio de la siguiente figura: la comparación o símil.

El símil o la comparación consiste en relacionar, mediante un nexo comparativo (como, así), un término real con una imagen.

Por ejemplo, si se quiere hablar de unos dientes muy blancos:

Sus dientes (término real) son como (nexo) perlas (término imaginario o imagen).

Los dientes (el objeto del que se habla) es el término real, las perlas es la imagen con la que se compara. Es imprescindible que haya un nexo comparativo para que haya comparación.

Ejemplos literarios:

Unos cuerpos son como flores.
Otros, como puñales.
Otros, como cintas de agua;
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre.
(Luis Cernuda)

En los tres primeros versos hay otras tantas comparaciones:

Unos cuerpos (término real) son como (nexo) flores (imagen)
Otros (término real; "otros cuerpos", pues también hay elipsis), como (nexo) puñales (imagen).
Otros (término real; "otros cuerpos", pues también hay elipsis), como (nexo) cintas de agua (imagen)




Castilla es ancha y plana como el pecho de un varón (Ortega y Gasset)

En este caso, el término real es "Castilla"; la imagen, "el pecho de un varón". El nexo comparativo que une ambos términos es "como".

Ahora os toca a vosotros buscar símiles en la célebre canción "Libre" de Nino Bravo:


Recursos literarios (IX). La ironía.



Como ya sabemos, los recursos estilísticos o literarios (o figuras literarias) son procedimientos lingüísticos en los que el autor juega con la forma, el orden o el significado de las palabras con el fin de embellecer sus textos y darles mayor expresividad.

La ironía es uno de los recursos más expresivos que existen, y consiste en decir lo contrario de lo que se quiere decir. Por ejemplo:

Comieron una comida eterna, sin principio ni fin (Quevedo): no comieron nada.

Por la noche, cuando iba a introducirme en mi lecho, llegaron a mi casa dos familiares de la Inquisición con la Santa Hermandad; me abrazaron cariñosamente y me condujeron, sin decir una sola palabra, a una habitación muy fresca, amueblada con una estera y un bello crucifijo (Voltaire): los dos inquisidores lo prendieron y lo llevaron al calabozo.

Érase una viejecita
sin nadita que comer,
sino carnes, frutas, dulces,
tortas, huevos, pan y pez: a la viejecita no le faltaba ningún manjar.

Muchas veces la ironía se usa con fines humorísticos, pero no siempre, como puede apreciarse en el siguiente anuncio:


25 de febrero de 2010

Recursos literarios (VIII). La paradoja.


Después de recordar mentalmente qué son los recursos estilísticos o literarios, y que también se llaman figuras literarias, vamos a centrarnos en una figura estrechamente relacionada con la antítesis: la paradoja.

Una paradoja es una afirmación que parece increíble, pero que después de reflexionar sobre ella, resulta lógica. A menudo se compone de ideas contradictorias.

El ejemplo tradicional es el de Santa Teresa:

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero
que muero porque no muero.

"¿Vivo sin vivir en mí?", os preguntaréis, "¿cómo puede ser tal cosa?". Tras unos instantes de reflexión, llegaréis a la conclusión de que la voz lírica está fuera de sí (sin vivir en ella), está descentrada, por algún motivo."¿Muero porque no muero? ¿Cómo es posible?", se pregunta el lector, y tras reflexionar un momento halla la explicación: el primer "muero" tiene el sentido de "me disgusto muchísimo, me desespero"; el segundo "muero" debe entenderse en sentido literal. Pero, aun así, ¿cómo es que una persona desea la muerte con tanta intensidad que parece que ese mismo deseo no cumplido la está matando? La explicación es la siguiente: la voz lírica dice desear la muerte porque anhela estar con Dios, por lo tanto la muerte es algo positivo, y la vida es algo negativo. Así estos versos que parecen absurdos hallan su sentido.

Ahora podéis ver estos vídeos con varias paradojas ilustres y encontrarles su sentido. En el vídeo sale nuestro querido Oscar Wilde.


Recursos literarios (VII). El contraste o la antítesis.


Cansados de saber la definición de recursos literarios o estilísticos (o figuras literarias), seguimos con nuestro recorrido por las principales.
Ahora es el momento del contraste o antítesis, que consiste en la presentación simultánea de dos palabras o expresiones contrarias, opuestas, entre sí.

Veamos un magistral ejemplo de Garcilaso de la Vega:

Y es que yo soy de lejos inflamado
de vuestra ardiente vista y encendido
tanto, que en vida me sostengo apenas;

mas si de cerca soy acometido
de vuestros ojos, luego siento helado
cuajárseme la sangre por las venas.

En estos versos, en los que la voz lírica expresa los efectos que sobre él ejerce la mirada de su amada, hay un doble contraste.
En la primera estrofa (v.1) aparece la locución adverbial "de lejos"; en la segunda estrofa (v. 4) aparece la locución adverbial "de cerca". Ambas locuciones expresan ideas opuestas, por lo tanto entre ellas existe una antítesis.
Fijaos ahora en las palabras destacadas con colores. En la primera estrofa, los adjetivos "inflamado" (v.1), "ardiente" y "encendido" (v. 2), señalados en rojo, hacen referencia al calor. En la segunda estrofa está destacado con color azul el adjetivo "helado" (v.5) y también la oración "cuajárseme la sangre por las venas" (v. 6), ambos elementos referidos al frío. Hay, pues, entre estos elementos, contraste o antítesis.

Y otro ejemplo bueno está presente en la primera estrofa de las Coplas de Jorge Manrique:

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

Hallamos en esta estrofa los siguientes contrastes o antítesis:

"Recuerde" (v. 1, significa "despierte") y "despierte" (v.2) contrastan con "dormida" (v.1)
En los versos 4 y 5 hay dos contrastes. El primero se da entre "se pasa" (v.4) y "se viene" (v.5); el segundo, entre "vida" (v. 4) y "muerte" (v.5).
Por último, el sustantivo "placer" (v. 7) contrasta con el sustantivo "dolor" (v.9).

El cantautor Paco Ibáñez hace una selección de estrofas de las Coplas de Manrique y les pone música:




Ahora es vuestro turno, con el tema "Agua" de Jarabe de Palo y "Barbie de extrarradio" de Melendi:



24 de febrero de 2010

Recursos literarios (VI). La hipérbole.


A estas alturas creo que no hace falta repetir la definición de recursos estilísticos o literarios, llamados también figuras literarias. Dando por hecho que sabéis de qué estamos hablando, pasaremos a la siguiente: la hipérbole, que tradicionalmente es definida como una exageración desmesurada (muy grande, sin medida).

El ejemplo tradicional es el siguiente:

Yace en esta losa dura
una mujer tan delgada
que en la vaina de una espada
llevóse a la sepultura
(Baltasar del Alcázar)

¿Dónde está la exageración, es decir, la hipérbole? En que, por muy delgada que sea una mujer, no cabe en la vaina de una espada: es imposible que exista en el mundo una persona tan delgada.

Veamos un ejemplo del mundo de la publicidad:




Antes de fijarnos en el texto, observemos la imagen: el hombre se despierta porque le cae un carámbano de hielo junto a la cabeza. Al incorporarse en la cama, se ve que un pingüino baila tras él. Acto seguido, en el cuarto de baño, el hombre rompe una gruesa capa de hielo que se ha acumulado sobre la superficie del espejo con el cepillo de dientes. Cuando por fin toma "la decisión de su vida", debe atravesar un pasillo repleto de carámbanos que caen a su paso amenazando su integridad física para llegar adonde está su salvación: el teléfono, que se le queda pegado a la oreja por culpa de la escarcha que sobre él se almacena.
Ahora analicemos la letra:
"Cada mañana es lo mismo: / vivo en la era glacial. / Ya no aguanto este frío, / me cambio a Gas Natural".
Lo que más sorprende es saber que el hombre ya tenía calefacción, pues decide cambiarse a Gas Natural. Todo en el anuncio es hiperbólico (exageradamente exagerado), pero en la afirmación "vivo en la era glacial" es en el fragmento de texto donde se puede localizar. (Dicha hipérbole queda apoyada por las muchas otras que, en imágenes, contiene el anuncio).

Ahora os invito a descubrir muchas hipérboles en la canción "Experiencia religiosa" de Enrique Iglesias.

23 de febrero de 2010

Recursos literarios (V). El epíteto.


Es ya de todos sabido que los recursos estilísticos o literarios, también llamados figuras literarias, son procedimientos lingüísticos en los que el autor juega con la forma, el orden o el significado de las palabras con el fin de embellecer sus textos y darles mayor expresividad.


Ahora centraremos nuestra atención en el epíteto, que es un adjetivo que no añade ninguna información suplementaria a la del sustantivo con el cual concuerda. Se usa para destacar esa característica del sustantivo y para ralentizar el ritmo del texto.

Ejemplos: roja sangre

Puesto que la sangre es de color rojo, el adjetivo "roja" no añade ningún significado al sustantivo "sangre". Lo mismo sucede en el caso, por ejemplo, de blanca nieve, mármol frío, etc.

Veamos un ejemplo del poeta Antonio Machado:

Anoche cuando dormía

soñé, ¡bendita ilusión!,

que una colmena tenía

dentro de mi corazón;

y las doradas abejas

iban fabricando en él,

con las amarguras viejas

blanca cera y dulce miel.

Hay en este texto tres epítetos: doradas abejas (pues las abejas siempre son amarillas, del color del oro), blanca cera (pues el blanco es el color de la cera) y dulce miel (pues la miel se caracteriza por su dulzura).

Localizad ahora epítetos en la canción "Terrorismo emocional" de Shinoflow. La letra puede desplegarse en el cuadro de la derecha, pulsando "más información".







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22 de febrero de 2010

Recursos literarios (IV). El hipérbaton.



A estas alturas ya sabéis que los recursos estilísticos o literarios son procedimientos lingüísticos en los que el autor juega con la forma, el orden o el significado de las palabras con el fin de embellecer sus textos y darles mayor expresividad. A los recursos literarios, por cierto, también se les llama figuras literarias.

Ahora le toca el turno al hipérbaton, que consiste en alterar el orden habitual de las palabras. El plural de hipérbaton es "hipérbatos".

Es muy fácil de reconocer, como se ve en los ejemplos que siguen.

Ejemplo en prosa:

“De factores tan descompuestos, jamás, en menos tiempo histórico, se han creado naciones” (José Martí).
El orden normal de la siguiente oración sería éste: "Jamás se han creado naciones de factores tan descompuestos en menos tiempo histórico".

Ejemplos en verso:

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
(G. A. Bécquer)

El orden normal de las palabras de esta oración sería el siguiente: "el arpa se veía, silenciosa y cubierta de polvo, tal vez olvidada de (por) su dueño, en el ángulo oscuro del salón".

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar (...)
(G. A. Bécquer)

El orden normal en esta oración sería: "las oscuras golondrinas volverán a colgar sus nidos en tu balcón".

Probad a localizar los hipérbatos en esta canción:





Letra

Recursos literarios (III). La elipsis.



Como recordaréis, los recursos estilísticos o literarios son procedimientos lingüísticos en los que el autor juega con la forma, el orden o el significado de las palabras con el fin de embellecer sus textos y darles mayor expresividad.

Ahora vamos a centrarnos en una de las figuras más utilizadas, la elipsis.

La elipsis consiste en la omisión de una o más palabras. Es un recurso que se usa muy a menudo en la lengua común, por eso muchas veces no es muy significativa literariamente hablando, pero otras veces -cuando el elemento elidido (el que se omite)- es difícil de adivinar, las posibilidades expresivas son grandes.

Ejemplo en prosa:

Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel... (Juan Ramón Jiménez, en Platero y yo)

En este texto hay varias elipsis. No sabemos de quién se está hablando (no se menciona quién come tanto y gusta de tal variedad de frutas... porque se mencionó en el párrafo anterior: es Platero, el burrito protagonista de la obra).
Pero fijaos bien en la segunda oración. Esa oración se podría enunciar de la siguiente manera, y sería correcta: "Le gustan las naranjas mandarinas, le gustan las uvas moscateles, todas de ámbar; le gustan los higos morados, con su cristalina gotita de miel". Sin embargo, no es necesario repetir tantas veces el verbo, y por eso sólo aparece una vez.
Estos dos tipos de elipsis son muy comunes en la lengua corriente, por eso no son ni interesantes literariamente hablando, ni fáciles de identificar (no llama la atención en el texto la ausencia de nada).

Ejemplos en verso:

A los árboles altos
los lleva el viento;
a los enamorados,
el pensamiento.

(Canción popular)

En los dos últimos versos hay una elipsis de pronombre y verbo. La oración quedaría completa del siguiente modo: "A los árboles altos / los lleva el viento; / a los enamorados / (los lleva) el pensamiento".

He aquí otra misteriosa (y, por tanto, muy efectiva) elipsis:

¡Mi Amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos;
la noche sosegada,
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora (...)!
(San Juan de la Cruz, del "Cántico espiritual")

Fragmento de la versión musicada por Amancio Prada:






En este texto, se habla de "mi Amado", y se dicen de él un montón de cosas ("las montañas, los valles solitarios nemorosos..."). Aparentemente nada tiene sentido, porque no se sabe qué misteriosa palabra es la que oculta la coma. Si en lugar de la coma ponemos el verbo ser en 3ª persona de singular (es), y sabiendo que "Amado" se escribe con mayúscula porque se refiere a Dios, todo parece más claro. Si Dios lo es todo; el Amado es las montañas, los valles, etc.
Es decir, hay una elipsis del verbo en el primer verso. Es una elipsis muy expresiva, porque hace deternerse al lector a pensar qué elemento falta.

Ahora os invito a localizar elipsis en la canción de Amaral titulada "Sin ti no soy nada". La letra aparece al desplegar la opción "más información" en el cuadro de la derecha.








21 de febrero de 2010

Recursos literarios (II). El paralelismo.



Como sabéis, los recursos estilísticos o literarios son procedimientos lingüísticos en los que el autor juega con la forma, el orden o el significado de las palabras con el fin de embellecer los textos y darles mayor expresividad.

Uno de los más frecuentes es el paralelismo, que consiste en repetir estructuras similares en distintos versos o enunciados.

Veamos algunos ejemplos.

Ejemplo en prosa: "En una democracia, todos somos igual antes de la ley. En una dictadura, todos somos igual antes del policía" (Fernandes).

En este texto, las dos oraciones de que consta comienzan con una estructura idéntica (preposición "en" + adjetivo determinativo indefinido "una" + sustantivo, que en el primer caso es "democracia" y en el segundo caso, "dictadura"). Como podéis observar, el paralelismo aparece combinado con la anáfora, ya que las dos primeras palabras de cada oración son exactamente iguales ("En una").
Después de la coma, el paralelismo prosigue, aunque más correcto sería llamarlo reiteración textual, con la única salvedad de la última palabra, los sustantivos "ley" (en la primera oración) y "policía" (en la segunda), entre los cuales sí hay paralelismo.

Ejemplo en verso:

¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?
(G.A. Bécquer)

Fijémonos en los dos primeros versos, que es donde se halla el paralelismo, y veremos que la estructura de ambos es la misma:
artículo + sustantivo + verbo "son" + sustantivo + conjunción "y" + verbo "van" + contracción "al" + sustantivo.

En la canción "La niña de la estación", cantada por Concha Piquer, se incluyen estos versos becquerianos.





Por último, os propongo localizar paralelismos en la siguiente canción popular:




Aquí está la letra.
El mismo ejercicio podéis hacerlo con esta otra canción, más "actual":



La letra aparece en el cuadro azul de la derecha, tras pulsar "más información".

Recursos literarios (I). La anáfora.

Como debéis saber, los recursos estilísticos o literarios son procedimientos lingüísticos en los que el autor juega con la forma, el orden o el significado de las palabras con el fin de embellecer sus textos y darles mayor expresividad.

El primero que vamos a estudiar es quizás el más utilizado de todos, la anáfora.

La anáfora consiste en la repetición de una o varias palabras a principio de verso o frase. Veamos algunos ejemplos. Los vídeos que acompañan a algunos de ellos son versiones musicales o recitados de los textos de los que han sido extraídos los ejemplos.

Ejemplos de anáfora en unos textos en verso:

Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
hoy llega al fondo de mi alma el sol,
hoy la he visto... La he visto y me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!
(G. A. Bécquer)



Como podéis ver, todos los versos del poema comienzan con la misma palabra, el adverbio "hoy".

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la muerte ni a la nada.
(Miguel Hernández, de la "Elegía a Ramón Sijé")



En este segundo ejemplo, como podéis comprobar, no es una sola la palabra que se repite a comienzo de cada verso, sino cuatro ("No perdono a la").

Ejemplo de anáfora en prosa:

Aquí fue Troya, aquí mi desdicha y no mi cobardía se llevó mis alcanzadas glorias; aquí usó la forma conmigo de sus vueltas y revueltas; aquí se oscurecieron mis hazañas; aquí, finalmente, cayó mi ventura para jamás levantarse. (Cervantes.)

En este ejemplo de Cervantes, la palabra que se repite a principio de período es el adverbio "aquí". (Si os fijáis, justo antes de cada "aquí" se podría sustituir la coma o el punto y coma por un punto).

Hay que señalar que para que exista anáfora no es imprescindible que la palabra repetida esté presente al principio de todos los versos u oraciones de una estrofa, poema, párrafo o texto, como se puede apreciar en el siguiente ejemplo:

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidado le ofrece;
sueña el pobre que padece,
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende(...)
(Calderón de la Barca, de La vida es sueño)



En el texto de Calderón, la forma verbal "sueña" se repite al comienzo de cinco de los siete versos. Es, también, un caso de anáfora.

Por último, os invito a descubrir ejemplos de anáforas en la canción "Tenía tanto que darte" de Nena Daconte.

La letra está aquí.

18 de febrero de 2010

El lenguaje literario: instrucciones para subir una escalera


Leed atentamente el siguiente texto de Julio Cortázar:



Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso. Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie). Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

Aparentemente, atendiendo a la intención del emisor, el texto es prescriptivo. Pero, en realidad, se trata de un texto literario.

Cuestiones:

1. ¿Por qué "Instrucciones para subir una escalera" es un texto literario y no un texto prescriptivo, atendiendo a la intención del emisor?
2. Explica con tus propias palabras cómo se sube una escalera.
3. Finalmente, compara el texto de Cortázar con el tuyo. ¿En qué se diferencian?

Julio Cortázar (1914-1984) fue un escritor argentino, autor de Las armas secretas y Rayuela, entre muchas otras obras.


El autor de la ilustración es M. C. Escher, famoso por sus escaleras imposibles, fruto de ilusiones ópticas. Si queréis curiosear sobre ellas, esta es su página oficial.

J. A. Ponte Far, en la junta directiva de la AECL



Aprovecho este espacio público para felicitar a José Antonio Ponte Far (estudioso de Torrente Ballester y antiguo profesor mío) por entrar a formar parte de la junta directiva de la Asociación Española de Críticos Literarios (AECL). Y aprovecho también esta excelente noticia para explicaros algunos aspectos relacionados con la asignatura.

¿Qué es un crítico literario? Un crítico literario es una persona que ha hecho muchas y variadas lecturas y que tiene los conocimientos suficientes de literatura como para poder calibrar el valor literario de una obra. Aunque actualmente existe una licenciatura específica (Teoría de la Literatura y Literatura Comparada), un buen crítico no se caracteriza necesariamente por poseer dicha titulación, ni mucho menos, sino por los rasgos que he mencionado antes. Para que lo entendáis, y sin ánimo de ofender el gusto de nadie: una novela como Crepúsculo (Stephenie Meyer) no tiene el mismo valor literario que los relatos de Oscar Wilde, aunque pueda ser entretenida, emocionante y tener una historia que engancha. El valor literario de una obra no se mide por su éxito de ventas (un best-seller no es necesariamente una buena obra literaria: algunos lo son y otros no), ni por las ideas (políticas, morales, religiosas...) que contenga.

¿Qué es la AECL? La AECL es la Asociación Española de Críticos Literarios. Fundada en 1973, su principal objetivo es asegurar la independencia del trabajo del crítico literario. Los críticos literarios, al escribir sus valoraciones sobre alguna obra en concreto, pueden verse sometidos a presiones de diferentes tipos. Esto se debe a que muchas veces los gobiernos, la iglesia, o simplemente los medios de comunicación para los que el crítico trabaja, pretenden que la valoración de las obras se adecue a sus intereses (políticos, religiosos, morales, económicos...). Otras veces, estos medios tienen preferencia o animadversión hacia algún escritor en concreto, generalmente por el motivo que acabo de mencionar. Para evitar este tipo de presiones y defender la libertad de que lee y valora, se fundó la AECL. La AECL otorga anualmente el Premio de la Crítica, el único premio literario otorgado en España sobre el que no pesa la sombra de la sospecha del interés de tal o cual editorial o grupo.


¡Felicidades, Pepe! Estoy segura de que harás un trabajo excelente.

16 de febrero de 2010

Villancico de Carnaval: "Hoy comamos y bebamos", y otros asuntos del interés de Sant'Antruejo


Antes de la llegada de la Cuaresma (el período de los cuarenta días previos a la Pascua de Resurrección), es tradicional en muchos países católicos celebrar el Carnaval. Esta fiesta, que tiene un origen ancestral, por celebrarse antes de un período de ayuno y penitencia, ha adquirido -por contraste- un sentido religioso, que, sin embargo, se va desdibujando. El contraste entre Carnaval y la Cuaresma tiene más significado cuanto más religioso es el pueblo que los vive, como es evidente. Esto se ve con bastante claridad en algunos episodios literarios, como es la batalla entre don Carnal (Carnaval) y doña Cuaresma que se narra en el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita (siglo XIV): el Carnaval y la Cuaresma se convierten en dos personajes, don Carnal y doña Cuaresma, enemigos acérrimos, que se enfrentan con sus respectivos ejércitos. Don Carnal cuenta entre sus tropas con todo tipo de viandas terrenales (corderos, cabritos, cochinos, terneras...), mientras que el ejército de doña Cuaresma está constituido por todo tipo de pescados, pues en el tiempo de Cuaresma no está permitido consumir carne (este precepto se vio sustituido más tarde por el que prohíbe solamente comer carne los viernes).
Entre el siglo XV y el XVI vivió el célebre Juan del Enzina, poeta y dramaturgo castellano. Entre sus obras de teatro (a las que él denominaba "églogas" por estar protagonizadas por pastores), varias tratan del tema del Carnaval ("Carnal", "Antruejo", eran los nombres que en la Castilla de la época recibía esta fiesta). Os presento aquí un villancico extraído de la titulada Égloga representada en la mesma noche de Antruejo, muy famoso, del que sólo copio el estribillo por ser el resto muy extenso. (Aquí os dejo el enlace a la égloga completa). Es necesario precisar que la palabra "villancico" designaba a una composición poética que tenía una estructura determinada, pero que era de tema libre (no sólo navideño: había villancicos de todos los temas, como es el caso de este que nos ocupa).

El estribillo en cuestión es el siguiente:

"Hoy comamos y bebamos / y cantemos y holguemos, / que mañana ayunaremos"

"Holgar" significa "estar sin hacer nada, descansar". El significado del estribillo es claro y ahonda en el sentido de goce previo a la privación: puesto que mañana comienza la época de renuncia, disfrutemos hoy de los placeres (comer, beber, cantar y holgar). Esta frenética búsqueda del goce presente casa bien con el espíritu de la literatura castellana de fines del siglo XV y primera mitad del siglo XVI (época en que se escribieron obras como La Celestina, y en que Garcilaso desarrolló su obra poética): por aquel entonces era un tema común (lugar común, tópico) el animar al goce del presente por miedo a la inmediatez de la muerte. "Carpe diem", se llama este tópico, "aprovecha el momento".
Juan del Enzina también fue músico (como muchos poetas de su época), y gran parte de su obra está recogida en cancioneros. Los cancioneros son obras que recogen poemas con la música con la que debían ser cantados. Por fortuna, la música de este villancico perduró, y por eso nosotros tenemos hoy la gran suerte de poder escucharlo tal como Juan del Enzina lo concibió en su día.